Ekai Lersundi se suicidó en su casa de Ondarroa (Vizcaya) en febrero de 2018. Tenía 16 años. Quería cambiarse de sexo y esperaba una terapia hormonal que no terminaba de llegar. Su padre, Elaxar, acudió el año pasado al Parlamento Vasco para pedir a los políticos leyes que protejan y defiendan a los transexuales. “Nadie puede decidir tu sexo. Que ninguna familia pase lo que nosotros hemos pasado”, rogó.
Ekai se sentía tan descontento con su cuerpo que ni se miraba al espejo. Recibía atención por parte de los especialistas de la unidad de género del Hospital de Cruces. Sin embargo, y a pesar del apoyo incondicional de sus padres, el tratamiento hormonal todavía no había sido aprobado para él.
Hoy, gracias al acuerdo entre PNV, PSE-EE, EH Bildu y Podemos y con el único voto en contra del PP, la cámara vasca aprueba una reforma de la ley de no discriminación por motivos de identidad de género y reconocimiento de los derechos de las personas transexuales, un texto nacido en 2012 y que ya fue modificado en 2019.
Con el objetivo de que no haya más Ekai, la modificación legal establece una ampliación de los derechos y las garantías de las personas trans para recibir de las administraciones una atención “integral y adecuada” a sus necesidades. El texto recoge el derecho de las personas menores que formen parte de este colectivo a ser escuchadas y a participar en la toma de decisiones médicas.
La reforma legislativa vasca también insta a la puesta en marcha de servicios de atención primaria a la transexualidad así como a la creación de unidades especializadas.
En el ámbito educativo, la norma insiste en los protocolos de no discriminación por razón de identidad sexual. En el que caso de que haya alumnos y alumnas trans en un centro, el Gobierno vasco garantizará la formación de toda la comunidad, incluyendo a los docentes, las familias y los estudiantes.
Catalunya
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Catalunya también prepara su propia ley trans para reconocer, entre otras cosas, el derecho a la prestación de la renta garantizada de la ciudadanía (RGC) a personas trans de entre 18 y 23 años que sean víctimas de violencia por razón de identidad de género. Un caso de violencia, por ejemplo, es la expulsión del hogar por parte de los padres.
Ley de infancia y adolescencia
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La reforma de la ley trans no es la única iniciativa de hoy en el Parlamento vasco, que también dará luz verde a ley de infancia y adolescencia, un nuevo texto que actualiza el actualmente vigente, aprobado en 2005.
La normativa avanza en el reconocimiento de niños, niñas y adolescentes como sujetos de pleno derecho. “Hablamos de menores de edad, pero no menores en derecho”, ha explicado una parlamentaria.
La ley de infancia y adolescencia de Euskadi recogerá desde una “visión progresista” el derecho de los menores “a ser escuchados y participar en las decisiones que les afectan” y pondrá el foco en que los niños y los adolescentes son “ciudadanos de pleno derecho”.
“Esta norma no solo les brinda una voz sino que formaliza su capacidad de influir en su propio destino”, explicó el pasado septiembre la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Nerea Melgosa, cuando presentó su proyecto. La norma también insiste en el “buen trato” que deben tener niños, niñas y adolescentes. El objetivo es “erradicar cualquier forma de abuso o negligencia” y de protegerles contra la violencia dado se trata de personas “especialmente vulnerables”.
Ley de cooperación
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En el pleno de hoy (más bien, un superpleno), el Gobierno vasco también aprueba la ley de cooperación y solidaridad, que sustituirá a la actual normal (2007). El texto establece que Euskadi destinará el 0,7% de su Producto Interior Bruto a la cooperación al desarrollo.
